Alcanzar hoy el Título Universitario en Fisioterapia: un Privilegio y un Reto

EDITORIAL

En la historia de la Fisioterapia en España hay que destacar dos grandes hitos que sumergen a los profesionales de esta especialidad en el contexto universitario:

El primero, lo constituye la promulgación del Real Decreto 2965/1980, de 12 de diciembre, por el que se integran en la Universidad los Estudios de Fisioterapia a nivel de Escuela Universitaria. Esta disposición legal supuso el logro de una aspiración largamente mantenida por el Colectivo de Fisioterapeutas, tras una dura lucha con la Administración del Estado, que culminó satisfactoriamente al encuadrar los estudios de Fisioterapia en el ámbito universitario.

El segundo, ha sido el establecimiento, en 2008, del Título de Grado en Fisioterapia con 240 créditos ECTS, alcanzado también tras ardua lucha del Colectivo de Fisioterapeutas sustentada desde 2003. El Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales; la Resolución de 14 de febrero de 2008, de la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación, sobre las condiciones para la obtención de títulos que habiliten para el ejercicio de la profesión regulada de Fisioterapeuta; y la Orden CIN/2135/2008, de 3 de julio, por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Fisioterapeuta, constituyen en su conjunto la normativa que definitivamente equipara el título universitario en Fisioterapia a cualquier otro título universitario que en el anterior sistema tuviera el nivel y la denominación de Licenciado.

Por ello, considero que alcanzar hoy el título Universitario en Fisioterapia constituye un privilegio y un reto. Un privilegio, porque, desde el inicio de sus estudios hasta su incorporación en el mundo profesional, los nuevos Graduados en Fisioterapia reciben los beneficios que se han generado como fruto del denodado esfuerzo de las generaciones anteriores de fisioterapeutas que, durante más de 60 años, han venido trabajando para situar a la Fisioterapia en la posición académica, profesional y científica en que se encuentra actualmente. Y un reto, porque ese privilegio conlleva o, mejor dicho, exige un importante compromiso en las tres dimensiones conceptuales que subyacen bajo la denominación de Fisioterapia, pues, como acabamos de indicar:

1. Fisioterapia es un Título Universitario. Ser universitario no consiste solamente en pasar por las aulas de la Universidad y aprender determinados procedimientos, métodos y técnicas. Ser universitario es una manera de ser, de comportarse en el mundo, de hablar, de expresarse, de cuidar el lenguaje. Es muy triste hoy día entrar en determinados foros y comprobar lo que se dice y cómo se dice. Da la sensación de que algunos han pasado por la Universidad, pero la Universidad no ha pasado por ellos. Los fisioterapeutas universitarios han de asumir el reto de destacar no sólo por tener una formación muy cualificada y de calidad en su campo disciplinar, sino por haber asimilado su educación para ser ciudadanos cultos, libres, críticos, consecuentes, honestos, éticos, íntegros, solidarios y comprometidos. Solidarios ante cualquier necesidad humana, especialmente con aquellas personas en situación de debilidad, in firmus, sin firmeza, enfermos. Y comprometidos socialmente para devolver a la sociedad lo que ésta les ha proporcionado. En este sentido, ya hay fisioterapeutas acreditados a Catedrático de Universidad, Directores de Cátedras, Directores de Institutos de Investigación, Decanos de Facultades, Diputados, Senadores, Concejales, con cargos político-administrativos en organismos internacionales y esperamos que más pronto que tarde, alguno sea Rector. Los fisioterapeutas universitarios deben asumir el reto de servir a la sociedad en cualquiera de sus múltiples aspectos.

2. Fisioterapia es una Profesión. Los que hoy alcanzan el título de Graduado en Fisioterapia, se incorporan a un colectivo que tiene 60 años de existencia muy activa en la consecución de sus objetivos profesionales. Ingresan en una profesión registrada y regulada; una profesión adulta, autónoma, que se organiza a sí misma y se gobierna a sí misma a través de los Colegios Profesionales y de su Consejo General. Se trata de un grupo profesional con unas normas, unos valores, una cultura profesional, un lenguaje común y propio que le permite una comunicación prácticamente completa; aspectos todos ellos que configuran una identidad profesional y un sentido de pertenencia a los que los nuevos egresados deben ser permeables, para moverse con soltura en un exitoso ejercicio profesional. El fisioterapeuta universitario debe asumir el reto de cumplir, en el ejercicio de la profesión, los siguientes tres requisitos básicos: 1º. Desarrollar la capacidad de usar el razonamiento lógico: ir de la teoría a la práctica, conocer bien los fundamentos teóricos y conceptuales de la profesión, de los modelos, métodos y procedimientos terapéuticos a utilizar. No puede ser buen fisioterapeuta el que trabaja de manera intuitiva, asistemática o empírica en su sentido más peyorativo. El buen manejo de las manos del fisioterapeuta ha de estar regido por una mejor cabeza. 2º. Trabajar con orden: siempre en primer lugar hay que recoger datos y dejarlos registrados (escribir), en segundo lugar, analizar esos datos usando el razonamiento y juicio clínico; y en tercer lugar, tomar decisiones sobre lo que hay que hacer. No se puede alterar este orden: no es posible analizar datos que no se han recogido o tomar decisiones sin haber tomado datos o sin analizarlos. 3º. Alcanzar experiencia. Tener experiencia no es añadir años al trabajo profesional. Un fisioterapeuta con muchos años de ejercicio es un fisioterapeuta viejo, pero no necesariamente un fisioterapeuta experto. Será experto si a esos años ha añadido estudio, investigación, innovación y nuevos aprendizajes.

3. Fisioterapia es una Disciplina Científica. Aquella que sustenta la titulación y la profesión. Podemos decir que desde el 25 de noviembre de 1986, fecha en que el Consejo de Universidades acordó crear el Área de Conocimiento de Fisioterapia, ésta se constituye oficial y formalmente en una disciplina científica, consolidándose como tal cuando la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOU), en su artículo 71, definió el Área de Conocimiento como «Aquellos campos del saber caracterizados por la homogeneidad de su objeto de conocimiento, una común tradición histórica y la existencia de comunidades de profesores e investigadores, nacionales o internacionales». La Fisioterapia, pues, en España, constituye una disciplina científica todavía joven, pero muy en auge, como se puede comprobar por la gran cantidad de publicaciones de trabajos realizados por investigadores españoles en las más prestigiosas revistas científicas internacionales. Pero ello no basta, el Graduado en Fisioterapia tiene que asumir el reto de comprometerse a investigar en el desarrollo de su ejercicio profesional habitual, con el objeto de incrementar los conocimientos del campo disciplinar que le es propio y de fundamentar la solidez científica de la toma de decisiones, lo que redundará en la mejora de sus actuaciones profesionales en beneficio de las personas a las que ha de atender.

Este binomio de sentimientos debe instalarse en la conciencia de todo aquel que alcanza hoy el título de Graduado en Fisioterapia: Privilegiado y Comprometido con los retos que le plantea su doble condición de universitario y de fisioterapeuta.

Al menos, así lo veo yo.

Jesús Rebollo Roldán
Catedrático E.U. de Fisioterapia