La Fisioterapia en Atención Temprana: una realidad sociosanitaria que requiere consolidación, apoyos y recursos

EDITORIAL

La publicación del Libro Blanco de Atención Temprana en el año 2005, supuso un punto de inflexión en el desarrollo de la legislación necesaria para la regulación de la Atención Temprana en España, pues se inició un proceso de publicación de normas reguladoras que pretendían dar forma a los criterios y pautas sobre Atención Temprana definidos en este gran documento de referencia en nuestro país para todas las Comunidades Autónomas y las ciudades de Ceuta y Melilla.

Sin embargo, transcurrida ya más de una década desde la publicación de este Libro Blanco, aún son muchos los logros por alcanzar, los criterios que redefinir y los contextos que adaptar. Concretamente, la integración de la Fisioterapia en Atención Temprana está siendo un proceso complejo que no responde a las necesidades reales y a las demandas de la sociedad, a las características actuales de las familias, a los perfiles sociosanitarios de tantos niños y niñas y a la evolución profesional y científica de la Fisioterapia.

Desde los años noventa, se empieza a dejar patente que es fundamental realizar esfuerzos para vincular las instituciones y recursos sanitarios, educativos y sociales que permitan que los niños y niñas, independientemente de la comunidad autónoma de nacimiento, reciban, si lo requieren, una Atención Temprana de calidad, universal y gratuita, consolidándose los 6 años como edad límite para la implementación de este tipo de programas. Sin embargo, actualmente, son muchos los déficit que se ponen de manifiesto y que se reflejan de forma cada vez más frecuente a través de los medios de comunicación, con denuncias por parte de las familias o los profesionales y con una mayor visibilidad de la odisea que tantas familias sufren para intentar conseguir aquellos derechos que para sus hijos e hijas serán fundamentales en un periodo clave de sus vidas.

De forma especial, nos preocupa la integración plena de la Fisioterapia en la Atención Temprana, pues debemos abordar con calidad la posibilidad de desarrollar las actuaciones fisioterapéuticas en niños y niñas de 0 a 6 años cuando presentan trastornos en su desarrollo (lo que nos exigirá implementar métodos y procedimientos terapéuticos que nos son propios como profesión sanitaria regulada) o tienen riesgos de padecerlos (siendo la prevención en Fisioterapia y la promoción sanitaria objetivos también contemplados en la Orden CIN 2135/2008) y que reciban, siguiendo un modelo biopsicosocial, todo aquello que desde las vertientes preventiva y asistencial pueda potenciar su capacidad de desarrollo y de bienestar, posibilitando la forma más completa de integración en el medio familiar, escolar y social, así como su autonomía personal.

Por ello, y como expertos en las alteraciones del movimiento, contando con las competencias profesionales de actuación en el ámbito de la primera infancia desde los puntos de vista terapéutico y preventivo y habiendo integrado en las competencias académicas estos saberes a través de asignaturas diversas en los distintos planes de estudios, desde la Fisioterapia estamos realizando importantes aportaciones académicas, profesionales y científicas en Atención Temprana vinculadas con el fomento del desarrollo motor, la adquisición de las habilidades posturales, de estabilidad, equilibrio y coordinación que en esta etapa de la vida son fundamentales, la prevención y tratamiento de problemas
posturales, musculoesqueléticos y neurológicos en los que el análisis del movimiento tenga una especial relevancia, en la conquista de los hitos motóricos vinculados con la motricidad gruesa, en la adquisición de habilidades necesarias para desarrollar la motricidad fina, en los procesos de reeducación funcional de la marcha, etc. Además, también se está definiendo de forma clara la actuación del fisioterapeuta en los casos de niños y niñas con riesgo neurológico, como en el caso de niños con prematuridad, incluso en menores en situación de riesgo por factores relacionados con el entorno, lo que sugiere mayores esfuerzos en el ámbito de la prevención.

Así, la Fisioterapia debe formar parte de la Atención Infantil Temprana de una forma perfectamente integrada, pues la Atención Temprana precisa de acciones coordinadas en las que a través de un modelo integral se agrupen las intervenciones realizadas desde los diferentes sectores (educativo, sanitario y social) y aseguren la prevención, la detección precoz, el diagnóstico y el tratamiento de los niños y niñas menores de seis años.
En este sentido, son diversas las fórmulas y estrategias que se han puesto en marcha y que están siendo objeto de análisis actualmente. Por ejemplo, con este objetivo de integrar y triangular información y ser puentes de comunicación entre las instituciones sanitarias y los Centros de Atención Infantil Temprana (CAIT), se han puesto en marcha en algunas comunidades autónomas las unidades de valoración provinciales de Atención Temprana (configuradas por profesionales de la Pediatría y la Psicología), sin embargo, aún no se disponen de datos fiables para afirmar que haya sido una estrategia positiva, pues no son pocas las familias que manifiestan tiempos de espera prolongados desde que su pediatra de Atención Primaria detecta un problema hasta que son derivados a los CAIT, aunque, también hay fisioterapeutas que destacan que, tras la valoración en estas unidades, se mejora la entrevista de acogida de los niños en los centros, facilitando el afrontamiento de la familia en las distintas situaciones al iniciar su incorporación al centro. Aun así, estas unidades no han dejado de ser puntos de controversia en debates académicos, profesionales y científicos en Fisioterapia, pues en cualquier caso siempre el fisioterapeuta deberá realizar ya en el CAIT la valoración del bebé o del niño, identificar los problemas susceptibles de ser abordados desde sus competencias profesionales, definir los objetivos a corto, medio y largo plazo y diseñar el Programa de Fisioterapia, obviamente en
el contexto de un modelo transdisciplinar de intervención en el que la familia tiene, junto con el niño o la niña, un papel cada vez más protagónico.

Más allá de los debates que puedan suscitar las distintas normativas reguladoras, quizá sea conveniente recordar que en la propuesta de buenas prácticas publicadas por la Federación Estatal de Asociación de Profesionales de la Atención Temprana en el año 2013 se recogían algunas cuestiones que nos gustaría subrayar:

– Garantizar el derecho a la autonomía de los Centro de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (CDIAT) en los procesos de entrada en los Programas de Atención Temprana para la recepción de casos (cuestión quizá limitada por la existencia de las mencionadas unidades de valoración entre la Atención Primaria y los CDIAT y porque aún no existe la unificación plena y universal de los criterios mínimos valorativos para aprobar o no la inclusión de los niños en los Programas de Atención Temprana, al no existir tampoco una ley general de regulación de la Atención Temprana en España).

– Aumentar los recursos de atención intensiva (no son pocos los fisioterapeutas que reivindican más y mejores recursos materiales en sus centros para implementar la Fisioterapia Basada en la Evidencia, también desarrolladas en el ámbito infantil y pediátrico) y domiciliaria con niños que presentan trastornos graves, sin embargo, el déficit de fisioterapeutas en Educación es una cuestión de urgencia social, pues es fundamental que la actuación del Fisioterapeuta se lleve a cabo también en un contexto educativo cotidiano del niño, ya que desde el inicio de la escolarización a los 3 años de edad, hasta el final de esta etapa, los fisioterapeutas prácticamente no están presentes en este contexto, y aunque se hacen grandes esfuerzos para que llegue la voz de los fisioterapeutas a las familias desde los CAIT, es fundamental que, desde la propia institución educativa, los fisioterapeutas puedan participar activamente en adaptaciones curriculares de niños y niñas con necesidades especiales, en la prevención de secuelas y en el mantenimiento y contextualización escolar de los logros alcanzados fuera del contexto educativo
y adquirido en el ámbito sanitario o en los CAIT.

– Favorecer la intervención de atención a la familia en el entorno del niño (desde el modelo de experto al modelo centrado en la familia hay un amplio espectro de posibilidades que se deben abordar y reflexionar de forma profunda y crítica para que los niños reciban la mayor y mejor atención de Fisioterapia posible).

– Profundizar en la recogida de datos (suele suponer un trabajo ingente la búsqueda de datos válidos y fiables para su análisis, por lo que las propuestas de mejora son difíciles de avalar y justificar, y es frecuente que los fisioterapeutas manifiesten sus dificultades para acceder a datos que pueden ser de interés para un abordaje más completo en cada caso).

– Que los CDIAT cuenten, al menos, con los perfiles profesionales con los que se pueda llevar a cabo la valoración completa, médica, psicológica, social, cognitiva y del lenguaje que sea requerida, asegurando esa intervención global, biopsicosocial, a la que hace alusión el Libro Blanco de la Atención Temprana, lo que a nuestro entender supone contar de forma obligatoria con fisioterapeutas en los equipos básicos de Atención Temprana en todos los centros de atención infantil temprana.

Desde la revista «Cuestiones de Fisioterapia», somos conscientes de la necesidad de seguir visibilizando y apoyando la Fisioterapia en Atención Temprana para su consolidación, haciéndonos eco de las demandas de tantos niños y familias y difundiendo los resultados de investigación de profesionales en este ámbito, pues el desarrollo de la persona en su primera infancia nos exige a todos un esfuerzo de conjunto para alcanzar los mayores logros posibles.

Dra. Raquel Chillón Martínez
Profesora del Departamento de Fisioterapia
Universidad de Sevilla