La barrera lingüística y cultural como determinante de la salud. Escenario en el que confluyen la Fisioterapia y la Mediación

EDITORIAL

Los estratos sanitarios y sociosanitarios están viviendo una revolución sin precedentes determinada por la actual pandemia mundial de COVID-19, y la Fisioterapia, tanto en el ámbito privado como público, es una de las profesiones afectada por esta nueva situación de incertidumbre.

De forma simultánea y transversal a esta pandemia, nos estamos enfrentando al incesante incremento de los flujos migratorios, que incidiendo en unos territorios más que en otros, originan un mosaico de diversidad idiomática y cultural que incrementa, más si cabe, las dificultades conocidas y añade algunas nuevas. Así, las barreras idiomáticas y culturales, en este contexto, suponen un desafío en relación a la atención y gestión de las organizaciones sanitarias y un reto para las profesiones en su práctica asistencial diaria, también en la Fisioterapia.

Desde el punto de vista de la asistencia sanitaria están identificados los determinantes de salud en la población inmigrante, entre los cuales cabe destacar los siguientes:

1. Determinantes sociales: nivel socioeconómico bajo, desigualdades sociales, grupos en riesgo de exclusión social y vulnerabilidad, viviendas insalubres y chabolismo.
2. Estilos de vida: hábitos de alimentación poco saludable, sedentarismo, consumo de tabaco, adicciones (drogas, alcohol, etc.) y prostitución.
3. Determinantes sociodemográficos: alta natalidad en las zonas con más población inmigrante, situación de irregularidad, y población altamente itinerante.
4. Dimensiones vinculadas con el choque cultural: déficit de integración de la población inmigrada, acentuación de los roles de género, precariedad laboral, percepción errónea de la salud y prácticas diferenciadas de salud, mal uso de los recursos sanitarios, etc.

Además, existen otros elementos que tienen impacto negativo sobre la salud de las personas, como la brecha idiomática y la cultural; y en este contexto, una comunicación ineficaz puede llevar al incumplimiento de las recomendaciones por parte del paciente, puede dificultar la toma correcta de la medicación, la continuidad del cuidado en los diferentes niveles asistenciales, la adherencia terapéutica, el incremento de los eventos adversos y los reingresos por un proceso patológico reiterado.

En conjunto, todas estas barreras, además de dificultar el acceso a los servicios sanitarios de modo equitativo, obstaculizan la comunicación entre paciente y profesional, lo que a su vez incrementa los casos de captación tardía, dificultando los diagnósticos, provocando en muchos casos que los pacientes lleguen a los servicios sanitarios en general, y a los servicios de Fisioterapia en particular, cuando la enfermedad ya está cronificada o con un pronóstico poco favorable.

En el ámbito de la gestión sanitaria, estos factores tienen un impacto sobre la seguridad del paciente en cuanto a la toma incorrecta de la mediación o el incremento de los eventos adversos y reingresos, tal y como hemos señalado; pero además, la falta de comunicación eficaz con los pacientes no permite la recogida de datos cuantitativos y cualitativos de forma eficiente para que nos permitan la inclusión de la experiencia del paciente en la mejora del modelo de atención integral, continuada y centrada en la persona.

Si a todo esto añadimos la situación pandémica en la que vivimos desde el año 2020, los problemas se acrecientan de forma significativa especialmente por la dispersión geográfica y las medidas de cierre y confinamiento que obstaculizan, aún más, el acceso a la atención sanitaria.

En este sentido y dentro de la Comunidad Autónoma de Andalucía, Almería es la provincia con mayor número de personas procedentes del continente africano. Cabe destacar una de las características diferenciadoras de la provincia con respecto al resto de regiones en base al crecimiento elevado de la población, crecimiento de origen extranjero en gran medida. Así, Almería presenta un porcentaje de población extranjera superior al 28 %, y en algunos núcleos de El Ejido, por ejemplo, alcanzan el 60 %, existiendo desigualdades en salud por la presencia de determinantes de salud inadecuados. Según el INE, la tasa de natalidad en El Ejido supera la tasa nacional y provincial alcanzando el 13,52 %, frente a un 7,86 % y un 10,48 % respectivamente. Cabe destacar que la provincia almeriense se caracteriza por la gran diversidad cultural, determinada por la convivencia de personas de 109 nacionalidades diferentes. Y en este complejo contexto demográfico, sin embargo, la infraestructura de centros sanitarios y recursos humanos es claramente insuficiente con respecto al volumen de población autóctona y extranjera de la comarca.

Para afrontar situaciones semejantes a las que vivimos en España y en ciertas zonas geográficas como las que hemos comentado, a nivel europeo ya han surgido políticas de acción para disminuir el impacto de los determinantes de salud en la población inmigrante. Con tal fin nace en el año 2002 el proyecto Migrant- Friendly Hospital (MFH 2002-2005), financiado por la Comisión Europea dentro del proyecto MFH, a European Initiative to Promote Health and Health Literacy for Migrants and Ethnic Minorities. La finalidad de este proyecto es la promoción de la salud y el conocimiento sobre la salud para inmigrantes y minorías étnicas. En este proyecto participaron 12 hospitales europeos, siendo el Hospital Puerta de Europa de Algeciras, el único centro hospitalario español participante. Este proyecto se centra en el desarrollo de servicios eficaces para disminuir (e incluso cerrar) la brecha lingüística entre los profesionales y sus pacientes. Para ello, se establecieron, entre otros, los siguientes objetivos:

● Dotar de un servicio de intérpretes profesionales para garantizar la comunicación eficaz.
● Definir la figura del Mediador/a Sociosanitario/a.
● Capacitar al personal hospitalario para interactuar con los usuarios (con competencia intercultural- habilidad, capacidad para interactuar con grupos culturalmente diversos y habilidades para comunicar de forma respetuosa y eficaz de acuerdo a las múltiples identidades).

Desde este contexto europeo y en un contexto más local en la provincia de Almería, en el último año, han surgido líneas estratégicas asistenciales integrales dirigidas a mejorar los cuidados y la atención sanitaria de la población inmigrante. Así, y como estrategia para afrontar la diversidad, debemos destacar la inclusión de la figura del Mediador/a Sociosanitario/a Intercultural (MSI), cuya función consiste en facilitar la comunicación y la relación terapéutica, siendo un puente cultural y lingüístico entre el paciente y el profesional con el fin de romper la brecha idiomática y cultural. La inclusión del MSI permite implementar un modelo de atención hospitalaria específico para personas con barrera idiomática y cultural, incorporando la integración comunitaria del paciente en su entorno como elemento terapéutico. Y es en este perfil en el que actualmente desarrollo mis funciones, ya que la Agencia Pública Sanitaria Poniente-Hospital de Poniente, tras redactar en un primer momento el Proyecto de Mediación Sociosanitaria y crear el algoritmo de derivación, abordó posteriormente la implementación del Servicio de Mediación Sociosanitaria (SMSS), entorno laboral en el que actualmente y desde febrero del año 2020, desarrollo mi ejercicio profesional. En este proyecto ha sido clave la atención prestada a la población inmigrante con barrera idiomática, pues la atención sanitaria debe prestarse en árabe, inglés, francés y alemán, desarrollando las actuaciones del MSI tanto en el ámbito sanitario como en el administrativo.

Como fisioterapeuta, preocupada por la formación continuada y la continua actualización en el ámbito del cono cimiento, siempre me ha preocupado la transferencia de la ciencia y la academia a la sociedad. Por ello, debo decir que es en la Mediación Sociosanitaria donde he podido encontrar un elemento transversal y crítico dentro del modelo de atención integral a la población inmigrante. Sin duda alguna, es una herramienta que favorece la adherencia al tratamiento, elimina las brechas de género, impulsa el empoderamiento de la mujer inmigrante sobre su proceso terapéutico y además, garantiza los siguientes elementos fundamentales en el entorno de cualquier profesión sanitaria:

● La humanización de la atención sanitaria: solventando el trato de la intimidad, de la autonomía del paciente y la adecuada comunicación entre el enfermo y el profesional.
● La seguridad del paciente: pues la mediación sociosanitaria garantiza la toma correcta de la medicación, evita fenómenos adversos y problemas de identificación de pacientes, lo que favorece, además, la percepción de seguridad de los profesionales a la hora de implementar la atención hospitalaria.
● La experiencia del paciente: se fomenta la comunicación real y eficaz con el paciente permitiendo la incorporación de datos cuantitativos y cualitativos para la mejora del modelo de atención, lo que también dará buenos resultados en el ámbito de la investigación.

Para finalizar, quisiéramos recoger que, en este marco de barreras diversas en el que la Fisioterapia también se incardina, debemos decir que se han de sumar a estas barreras las propias de nuestra profesión, en muchos casos también consideradas como barreras lingüísticas, y es que, como profesión sanitaria con aval científico y marco legal y competencial establecidos y legalmente regulados, carecemos aún de visibilidad, proyección y liderazgo en el ámbito de la gestión sanitaria. Nuestro idioma difiere del de nuestros gestores que son, en definitiva, los que en gran medida, toman las decisiones que determinan nuestro rumbo como colectivo. Y es que, la Fisioterapia, al igual que el resto de profesiones sanitarias, ha sufrido una transformación radical disruptiva en cuanto al tratamiento y la gestión. El reto que tenemos, además de gestionar la incertidumbre y la crisis de liderazgo, es mantener los cambios que la COVID-19 nos ha obligado a realizar (trabajo en equipo, consulta digital) y no volver a la «normalidad» anterior a la pandemia.

Por tanto, no solo es fundamental en el entorno sociodemográfico, sociosanitario y de incertidumbre pandémica en el que nos encontramos que la Fisioterapia defina y se adapte a nuevos perfiles profesionalizantes, sino que, además, es pertinente y urgente que la Fisioterapia emerja de su endogamia, adapte su idioma y construya unos indicadores significativos (no solo para los propios fisioterapeutas, sino sobre todo y especialmente, para el resto de sanitarios, gestores y agentes políticos).

Sin lugar a dudas, alcanzar estos retos va a suponer añadir más valor social a nuestro colectivo profesional, creando la necesidad sanitaria y motivacional de contar con la Fisioterapia y los Fisioterapeutas en los diferentes y diversos equipos de gestión sociosanitaria.

Por último, quisiéramos lanzar a los responsables de gestión de las organizaciones sanitarias, que los Fisioterapeutas necesitamos su confianza para afrontar compromisos, queriendo compartir y visibilizar nuestro colectivo profesional, estando convencidos que añadimos valor a la atención sanitaria, reduciendo el impacto de la COVID19, la cronicidad, la pluripatología y el envejecimiento y que, además, podemos formar parte de equipos de mediación en los que, sin duda alguna, estos problemas requieren un nivel superior y más complejo de análisis dadas sus características lingüísticas, demográficas y socioculturales.

Contar con la Fisioterapia es contar con un valor social añadido a la atención sanitaria, proceso del que siempre y en cualquier escenario, la Fisioterapia debe formar parte.

Nivin Alaoui Benabderrahman
Fisioterapeuta
Mediadora Sociosanitaria en el Hospital de Poniente, El Ejido, Almería