Graduar las competencias

EDITORIAL

El proceso de Bolonia se inició en 1999 con un compromiso político de los ministros de educación de cuatro países en Paris y se concretó un año después en la Declaración de Bolonia. Este acuerdo puso en marcha un trascendente proceso de transformación educativa que impone a las universidades del Espacio Europeo de Educación Superior la obligación de orientar la educación universitaria a la obtención de competencias.
Por otra parte, los sucesivos Reales Decretos del Ministerio de Educación ordenan en tres niveles las enseñanzas universitarias: Grado, Máster y Doctorado.
El diseño de los planes de estudio necesita de un proceso de reflexión y toma de decisiones sobre los objetivos que se quieren lograr en cada uno de los niveles formativos. Se trata de prever la organización de procesos que permitan el desarrollo futuro de la práctica profesional, para lo que es necesario el análisis de los elementos que intervienen en función de las competencias necesarias para cada nivel formativo. A su vez, la propuesta docente de Grado, Máster y Doctorado ha de ser justificada de forma que adquiera sentido en un contexto profesional y disciplinar determinado. La planificación de los programas de las asignaturas de estos niveles en el nuevo enfoque que propugna el proceso de Bolonia, es una formación basada en competencias y centrada en el aprendizaje del alumno y nos obliga a que «la planificación tenga como referencia el aprendizaje deseado y organice los elementos necesarios para adquirir las competencias que conforman un perfil previamente establecido»(1).
En mi trayectoria como evaluador de titulaciones he podido comprobar que existe una importante confusión en el desarrollo y puesta en marcha de Títulos mediante competencias, en la mayoría de los casos la tarea formativa universitaria queda limitada a unos listados de competencias, a veces interminables, que parezca que cuantas más competencias tenga el listado mejor es el programa.
También hemos podido comprobar que en muchos casos entre los niveles de Grado y Máster, y más concretamente en las asignaturas de Trabajo Fin de Grado y Trabajo Fin de Máster no se diferencian claramente las competencias, en muchos de los procesos de acreditación hemos podido certificar que se pretenden desarrollar prácticamente las mismas competencias entre los alumnos de Grado y los alumnos de Máster en cuanto a sus Trabajos Finales.
Todos sabemos que el nivel de adquisición de las competencias varía de unos momentos a otros e incluso de unas personas a otras. Dicho de otro modo, el desempeño que supone una competencia puede ejecutarse en distintos «grados de dominio». Es lógico que un estudiante dependiendo del nivel en que se encuentre deberá desarrollar un grado de dominio de desempeño de una competencia u otro.
Es necesario que establezcamos con precisión en qué grado de dominio del desempeño de las competencias está cada sujeto en cada uno de los momentos formativos universitarios, las competencias han de interpretarse, entenderse y planificarse como un proceso graduado de adquisición coherente, que el alumno debe ir desarrollando a medida que pasa por cada uno de los niveles formativos universitarios, diferenciándolos claramente.

Dr. Tomás Gallego Izquierdo