Editorial

El siglo XX, a punto de concluir, se ha caracterizado por el aumento triunfante de la duración de la vida y por la victoria de la longevidad. Y ello, como resultado de los espectaculares avances de la ciencia, de la información sobre la salud pública y de la educación; en definitiva, de la superior calidad de vida.

Paradójicamente, la ancianidad es la etapa más descuidada de la vida humana. A la sociedad no le es fácil acercarse a la vejez, pues implica enfrentarse día tras día y año tras año a abrumadoras fuerzas biológicas, psicológicas y sociales.

Sin embargo, la preparación para vivir más felizmente la tercera edad es posible. La adaptación de la persona a las condiciones psicofísicas y sociales, según los expertos, son los factores fundamentales para conseguirlo.

La Fisioterapia ofrece una respuesta adecuada a esta demanda, ya que, como ciencia, abarca en su integridad a la persona, y como profesión, manifiesta una gran versatilidad, puesto que puede ser ejercida no solamente en los hospitales, ambulatorios y centros de salud, sino, cada día con más profusión, en los múltiples espacios que nos provee el ámbito comunitario, donde los aspectos psicofísicos que se deterioran por efecto del envejecimiento, como la memoria, la propiocepción, la coordinación espacio-temporal, la atención, el movimiento, etc., son abordados por el fisioterapeuta por medio del ejercicio terapéutico (gerontomotricidad) y de otros múltiples procedimientos, influyendo de manera importante en el retraso de la involución de la persona; en definitiva, en la mejoría de la calidad de vida.

¿Pero somos conscientes del papel tan esencial que tenemos en la sociedad del siglo XXI?

Aunemos esfuerzos y utilicemos cada vez más las diversas posibilidades que nos ofrece la metodología científica en la construcción de los saberes fisioterapéuticos y en la aplicación de los mismos, para que nuestro servicio a la sociedad, bien fundamentado y cimentado sobre conocimientos objetivos y fiables, evolucione de acuerdo con la exigencia de los tiempos.

MIGUEL SEGOVIA MORÁN
Profesor Asociado