La Fisioterapia como arte

EDITORIAL

Las revistas universitarias, como la nuestra, forman parte de la idiosincrasia docente e investigadora de la propia universidad. Pero, vamos a iniciar este editorial con algo que también es extraordinariamente característico de la universidad: los exámenes por los que tiene que pasar el cuerpo de profesores para llevar a cabo su carrera docente. Pues bien, en los últimos exámenes para el acceso a plazas de Profesor Colaborador en la Universidad de Sevilla, además del turno obligado de preguntas y aclaraciones, hubo muchas intervenciones de los miembros del tribunal que nos resultaron a todos especialmente enriquecedoras y constructivas para nuestra propia formación. En este sentido, uno de los catedráticos pertenecientes al tribunal señalaba como realmente satisfactorio el desarrollo que todos los candidatos habían realizado de la Fisioterapia en sus dos vertientes, como ciencia y como profesión. Asimismo, remarcaba el énfasis y entusiasmo que los candidatos habían puesto en destacar la Fisioterapia como ciencia, como ciencia basada en la evidencia… pero, al mismo tiempo, también manifestaba con cierta nostalgia el hecho de que, de alguna forma y en aras de la construcción de un conocimiento válido para el desarrollo de la ciencia, se había perdido la parte de arte que tiene, sin duda alguna, la Fisioterapia, invitando al colectivo de fisioterapeutas (a través, claro está,
de los candidatos que en esos momentos sufrían con nerviosismo la prueba) a no olvidar el ámbito artístico que tiene implícito la Fisioterapia, porque el progreso no existe si olvidamos la tradición.

Binomios conceptuales conocidos por todos como historia y desarrollo, pasado y futuro, tradición y progreso…, nos evocan de alguna manera también el binomio que en tantas definiciones de Fisioterapia encontramos: arte y ciencia. La OMS ya definía a la Fisioterapia así en 1958, como «el arte y la ciencia del tratamiento por medio de…» o la WCPT en 1967 cuando la define desde su aspecto sustancial o interno como «arte y ciencia del tratamiento físico…». También, por ejemplo, Amparo Nogales Espert, en su asignatura Historia de las Ciencias de la Salud, habla de cómo «en la actualidad la Fisioterapia, como arte y ciencia, resulta especialmente relevante para intervenir en distintos procesos patológicos del hombre moderno» (sin olvidar que el hombre moderno es producto de lo que fue en el pasado). Por añadir alguna referencia actual más, Virgilia Antón y Juan José Massó, participaban en un reportaje publicado en la edición digital del diario El Mundo de marzo de 2002 cuyo título era «Fisioterapia: mitad arte, mitad ciencia de la Salud», en el que hablaban sobre la figura del fisioterapeuta y su relación con la sociedad.

Siguiendo a Michel Romiex «el arte es la disculpa grandiosa que se da el hombre para ser. El crear cosas que signifiquen algo para sí mismo y para la sociedad, es la única gran justificación de la vida humana. El arte es la expresión máxima de la vida y provoca el encuentro entre quienes lo hacen y quienes lo gozan». Si reflexionamos brevemente sobre esta definición de arte, vemos que tiene sentido en el contexto y desarrollo de la Fisioterapia actual como ciencia basada en la evidencia, ya que, sin duda alguna, nuestro desarrollo profesional y personal como fisioterapeutas en la asistencia, docencia, investigación y gestión debe conducirnos a la búsqueda del sentido y la finalidad de nuestra vida y que este esfuerzo signifique algo para la sociedad; pensando que el arte, nuestro arte, esta implícito en todo lo que «tocamos»: en nuestra capacidad para decidir cuál de todas las herramientas terapéuticas es la más idónea en cada momento y saber aplicarla, de qué manera combinar nuestro arsenal terapéutico, cómo interaccionar con nuestros pacientes, de qué forma comunicarnos con las personas que trabajan con nosotros, cómo concienciar y formar a los futuros fisioterapeutas, cómo conquistar y seducir en las labores de gestión para conseguir lo que pretendemos, de qué manera nos introducimos en la sociedad y respondemos a sus demandas en función de los recursos existentes, cómo interaccionamos con el medio y el entorno siendo educadores en salud, etc.

En Historia del Arte hay dos formas básicas de concebir el arte, una, la de Winckelmann, que estudió el arte desde el punto de vista del objeto; y otra, la de Hegel, que nos habla de la necesidad de analizar también el espíritu y las motivaciones inherentes a las manifestaciones artísticas. Pues bien, muchos pensamos que en Fisioterapia se necesita abordar nuestra vertiente artística desde ambas aportaciones, ya que, es fundamental conocer y desarrollar el objeto de la Fisioterapia que no es otro que la Salud y, además, reflexionar sobre cuáles son nuestras motivaciones, ilusiones y finalidades para llegar a encontrar en nuestra profesión y ciencia la disculpa grandiosa que se da el hombre para ser… y provocar el encuentro entre nosotros y quienes gozan de nuestro arte. En definitiva, nuestra vida profesional es «todo un ARTE».

RAQUEL CHILLÓN MARTÍNEZ
Profesora Asociada
Universidad de Sevilla