Sobre la ley de dependencia

EDITORIAL

Esta Semana Santa se aprobó el proyecto de la Ley de Autonomía personal, la ya famosa Ley de Dependencia. Como se suele decir, «ríos de tinta» se han derramado sobre esta ley desde hace muchos meses con toda la razón, ya que, probablemente, y siguiendo a Manuel Pimentel, sea la ley de la presente legislatura que más y mejor repercusión tendrá sobre la sociedad española en cuanto al empleo, economía y justicia social. Por ejemplo, y como ya pronosticaba el Libro Blanco de Delors sobre el futuro del empleo en Europa, la atención a la dependencia generará un importantísimo número de puestos de trabajo (se estima que para el 2015, cuando la ley esté en vigor, más de 260.000 personas tendrán su empleo en el sector, a los que habría que sumar los casi 100.000 cuidadores familiares que recibirían una retribución).

Muchos son los ámbitos que podríamos analizar en relación con esta ley que aterriza poco a poco en un país con un tejido social cada día más complejo. Pero, empezando desde el principio, creemos oportuno recoger el significado de un término como el de dependencia. Según el Libro Blanco de la Dependencia, elaborado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales, el Consejo de Europa define dependencia como «la necesidad de ayuda o asistencia importante para las actividades cotidianas», y, también, como «un estado en el que se encuentran las personas que por razones ligadas a la falta o la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia y/o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de modo particular, los referentes al cuidado personal». Desde esta óptica, entendemos que la Fisioterapia deberá tener un significativo protagonismo a todos los niveles, pensando especialmente que esta ley amparará a la población infantil y a las personas mayores que dependan de los demás y del sistema para tener una vida digna y acorde con el momento que vive nuestra sociedad.

Como fisioterapeutas, esta ley nos interesa desde distintos puntos de vista, ya que el corazón de la atención de Fisioterapia es la limitación funcional, la cual se relaciona con determinadas deficiencias y puede desembocar en distintas discapacidades y/o minusvalías. Así, consideramos que debemos constituir un eslabón importante en los distintos equipos profesionales y humanos que gestionarán la dependencia en España en los próximos años. Por ello, debemos prepararnos de manera exhaustiva en cuanto a los modelos de intervención de Fisioterapia, las consecuencias que han tenido las distintas clasificaciones sobre deficiencias, discapacidades y minusvalías, los cambios que aporta la nueva clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad. y de la Salud (OMS, 54.* Asamblea de Ginebra, 2001) y la aportación que podemos realizar en los distintos sistemas de gestión en este ámbito.

Esta ley, que permite soñar a los afectados y a las familias que tienen en su seno personas con dependencia y a todos los profesionales que anhelan orientar su trayectoria profesional en este ámbito (entre los que se encuentran muchos fisioterapeutas), exige un amplio consenso, no sólo como pacto de Estado, sino también entre las comunidades autónomas y la Administración general del Estado, sin olvidarnos del importante papel que desempeñarán los ayuntamientos en esta materia.

Desde la Fisioterapia y desde estas páginas dedicadas a reflejar el avance académico y profesional de nuestro colectivo, esperamos que la aprobación de la Ley de Dependencia sea una herramienta fundamental para afectados, familias y profesionales, de manera que demos un paso más en la construcción de una sociedad basada en la igualdad de oportunidades para todos.

RAQUEL CHILLÓN MARTÍNEZ
Profesora Colaboradora de la Universidad de Sevilla